Hoy hace 30 años que cogí por primera vez en brazos recién
salido de la sala de partos a mi niño mayor Fran, hijo de mi hermana, a mi me
temblaban las piernas, su padre lloraba de alegría y me lo lanzaba a mi porque
a él aún le temblaban más.
Esa primera noche en la Clínica, no se cómo ese chiquillo
pudo dormir (no recuerdo ahora si durmió) con los ronquidos de su padre.
Su madre no se podía mover la pobre mía y se armó de todo el
valor del mundo para acercarle su pecho ¡Qué imagen más bonita!.
Jamás creí que con tan solo 20 años viviría esa experiencia.
A partir de ahí, las
vivencias con mi sobri fueron enriquecedoras, con poquitos meses me lo dejaban
a las 7 de la mañana acurrucado en mi cama, lo vi crecer por minutos, por
segundos. ¡Todo un lujo!, a partir de ahí supe que sería madre cuanto pudiera.
Me enamoraba todo de él, sus dodotis, su aroma, su forma de
reír………(con dos dientes)
Sus primeros biberones, sus primeras papillas, sus tardíos
pasos de lo gordito que estaba.
¡Ay cuando empezó a llamarme TATÍ!!!!!!. Tatí, su tía Pili,
¡Dios mío aún sigue mi niño diciéndomelo!
Con él bajé escaleras para la guarde, pocas, porque el joio
niño no quería, con él me bebía todos los dibujitos animados, con él me
acostaba a dormir la siesta que se convertía en un juego divertido de “tu me
rascas la espalda y yo después a ti!.
Con él he vivido muchísimas experiencias, buenas, malas y
regulares.
Siempre seré su Tatí, y siempre me tendrá a su lado.
Te quiero mucho mi niño ¡Bienvenido a esta nueva década de cosas
buenas que te van a ocurrir!
Tu Tatí.
P.D.: Debo reconocer que esto lo he escrito muy nerviosa, me
faltan folios, me falta tiempo, me falta………….
No hay comentarios:
Publicar un comentario